domingo, 21 de septiembre de 2008

Choco (Sepia Officianilis)

Nombre científico: Sepia officinalis


Nombre común: Sepia europea común, choco, jibia.....

Hábitat: Sobre la arena, entre las rocas. Se puede encontrar en el Mar Mediterráneo, Mar del Norte, Mar Báltico, Océano Atlántico.
Profundidad: desde la orilla hasta 200 m.

Longitud: hasta 45 cm.

Alimentación: Crustáceos, peces, cangrejos, camarones, otras sepias...

Características: Son decápodos. Poseen 8 tentáculos cortos y dos más largos colocados alrededor de su boca ("pico de loro").

Peligrosidad: Baja. Suelen ser territoriales y se pueden encarar a los buceadores. Pueden realizar contusiones con sus mordeduras por el aparato bucal del que disponen.

Frecuentemente se suelen encontrar en parejas de dos o más individuos. Su actividad es principalmente nocturna.

Son voraces depredadores y pueden expulsar tinta si se ven amenazados para permitirles la huida.

Pueden mimetizarse con el entorno y pasar completamente inadvertidas gracias a tres tipos de grupos celulares. Los cromatóforos pueden cambiar las tonalidades del color. Los leucóforos intervienen en la coloración blanquecina y reflejan mayor o menor cantidad de luz. Los iridóforos sólo reflejan ciertas longitudes de onda y son responsables de los reflejos azulados o verde iridiscentes de algunas especies.

Incluso pueden modificar la rugosidad de su piel para mimetizarse más con el entorno en el que se encuentran.



El CHOCO (jibia o sepia en otras latitudes) es un cefalópodo rechoncho y que para muchos no tiene nada que envidiar gastronómicamente a su pariente cercano el calamar. Lo que si se puede afirmar es que supera ampliamente a su otro primo la pota o volador.

Su cuerpo es ovalado, achatado y dotado a lo largo de todo su borde de dos expansiones laminosas a las que el ser imprime un movimiento ondulatorio al nadar y que se denominan aletas. Estas láminas móviles y la “barquiña” o concha interna de naturaleza calcárea situada en su región dorsal constituyen las dos características exclusivas de la Sepia officinalis (nombre científico del choco).



Como sus primos los calamares tiene ocho brazos cortos y dos tentáculos mucho más largos salpicados de ventosas. Su tamaño medio oscila, en estado adulto, entre los 25 y 40 cm, y su color varía entre el gris, el verde y el pardo pero siempre con tonos apagados.
Los machos en la época de reproducción lucen sus mejores galas en forma de una librea nupcial acebrada blanca y negra.


En la primavera se aproximan al litoral . En esta época se reúnen por parejas y el macho, meloso, violento y celoso amante, sigue a la hembra a todas partes acariciándola con sus tentáculos, estrechándola con fuertes abrazos y ahuyentando a posibles rivales en el campo del amor.

Las hembras ponen más de 500 huevos, en forma de limón de color oscuro y de unos 8 mm. de grosor ovalados de 1 a 1.5 cm de longitud, de color negro debido a la secreción de un tegumento protector y quedan adheridos en racimos sobre las algas y otros objetos del fondo del mar.

Al cabo de dos meses de la puesta los huevos eclosionan en forma de sepias completamente desarrolladas de un centímetro de tamaño, con un comportamiento y costumbres similares a los adultos.

El pigmento respiratorio de los cefalópodos (el pulpo, por ejemplo), llamado hemocianina, tiene cobre en vez de hierro. Por eso la sangre de los pulpos y calamares es de un intenso color ¡azul!.
Posiblemente, los cefalópodos desarrollaron con el tiempo mecanismos de defensa y protección (como la mimetización con el medio o la expulsión de tinta) más eficaces que la concha, por lo que ésta perdió su función y acabó siendo más un estorbo que una ayuda. La selección natural explica el resto del proceso.

Este molusco puede llegar a alcanzar una longitud total de hasta 65 centímetros, de los cuales el manto, sin cabeza ni brazos puede llevarse 35. El cuerpo es aplanado y está rodeado por una cresta cutánea que la sepia emplea para nadar. Las aletas del extremo final del cuerpo no están unidas.
La sepia dispone de 10 brazos, 8 cortos con dos hileras de ventosas y dos brazos largos y retráctiles, terminados en una especie de maza con ventosas, que emplea para capturar sus presas.


El color de la sepia es muy variable, puesto que varia en función del estado de ánimo del animal, aunque suele ser del color de la arena, puesto que suele mimetizarse con el entorno en colores grises o marrones, pero es común verla de colores jaspeados. También dispone de un control voluntario para su coloración, lo que le permite sorprendentes cambios de color, algunos de ellos instantáneos
Hay dos especies más de este genero en el mar Mediterráneo, la Sepia orbignyana, con una espina visible en el extremo del jibión y es de menor tamaño, y la sepia pequeña Sepia elegans de menor tamaño. Se distinguen unas de otras por la forma, tamaño y disposición de las ventosas y del "brazo de copulación", puesto que su distribución, están extendidas por el Mediterráneo, y sus costumbres son similares.

Suele habitar en fondos arenosos y en las praderas submarinas o en sus proximidades, aunque raramente podemos encontrarla en fondos rocosos con crecimientos de algas, donde suele ir a cazar. Podemos encontrarla desde la superficie hasta grandes profundidades por todo el Mediterráneo.

La sepia es un molusco que vive de noche, alimentándose de langostas, crustáceos y otros peces pequeños que caza al acecho. Durante el día suele vivir enterrada en la arena u oculta entre plantas marinas.

Las sepias viven entre 18 y 30 meses, y sus enemigos principales son el hombre, las morenas y los congrios. arece una presa intenta atraparla por sorpresa con sus poderosos tentáculos. La víctima es capturada por los brazos largos y llevada a la boca, donde es retenida por los ocho tentáculos cortos mientras es devorada con sus afiladas mandíbulas.

Si la presa no está al alcance directo de sus tentáculos, la sepia la persigue disimuladamente, abandonando con cuidado su guarida, y ondulando suavemente su cresta cutánea en función de la corriente, y ayudándose con el sifón -dirigido hacia atrás- se acerca a su presa para sujetarla con los brazos largos y devorarla.
Durante el celo el macho pasa su capsula seminal a la hembra con ayuda de su brazo de cópula. Los huevos fecundados son depositados al cabo de pocas horas. El macho suele quedarse junto a su compañera y no la abandona hasta su muerte.


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